LA CULTURA DEL DAR: CUANDO AYUDAR SE VUELVE PARTE DE QUIÉNES SOMOS

Por Fundación Obsequio de Vida 

Dar no es solo un acto; es una forma de mirar el mundo. Cuando ayudamos, cuando tendemos la mano sin esperar nada a cambio, nos conectamos con lo más profundo de nuestra humanidad. La generosidad no se impone: se cultiva. Nace del reconocimiento de que todos, en algún momento, hemos necesitado de otros para seguir adelante. 

En la Fundación Obsequio de Vida creemos que la cultura del dar es una semilla que puede transformar sociedades enteras. Dar no se limita a lo material: también los síndicos, directores, voluntarios y colaboradores de la Fundación Obsequio de Vida entregamos tiempo, compañía, escucha y, en el caso más trascendente: la posibilidad de una nueva vida a través de los recursos económicos para un tratamiento correctivo sea quirúrgico o mediante cateterismo intervencionista en los niños que nacen en Panamá con problemas congénitos del corazón.  

Proveer esperanza a los niños con enfermedades cardiacas congénitas a través de intervenciones medicas y, empoderar a los médicos, enfermeras y equipos técnicos nacionales para garantizar cada día un mejor programa cardio infantil en Panamá es la misión de Fundación Obsequio de Vida. 

El desafío como país está en hacer que ayudar se vuelva parte de quiénes somos, y no solo una reacción ante la necesidad o la tragedia. Cuando la solidaridad se integra en la vida cotidiana —cuando donar, acompañar o servir se vuelve un hábito— estamos construyendo una sociedad más justa, más humana y más fuerte. 

A menudo pensamos que los grandes cambios requieren grandes gestos, pero la experiencia nos demuestra lo contrario. El cambio profundo empieza con gestos simples: una conversación que informa, una firma que autoriza la donación, una mano que sirve de apoyo o, una compañía que consuela. Lo que comienza como un acto individual puede multiplicarse y generar un impacto colectivo. 

Nuestro fundador J. Thomas Ford (e.p.d.) supo transmitir y motivar a otros, así fue el caso de Luis Manuel Hernández (e.p.d), quien desde el Club Rotario ayudó a construir la cultura de nuestra Fundación: dar no es tarea de un día ni de una sola persona; es una responsabilidad compartida.  Hoy, desde esta columna, con profundo pesar despedimos a Wimba miembro fundador de la Fundación Obsequio de Vida.  Agradecemos su alegría, entrega y reafirmamos nuestro compromiso en seguir trabajando cada día en despertar esa misma conciencia.  Todos tenemos algo que ofrecer y cada día podemos servir a otro.   

Ayúdanos a ayudar.  Síguenos en nuestras redes @obsequiodevidajtf  

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