Tender puentes, no muros

Panamá vive momentos de profunda tensión. Los paros docentes se extienden por semanas, las huelgas paralizan sectores productivos, y los desencuentros políticos parecen ahondar las divisiones. En medio de esta crisis, el Club Rotario de Panamá alza su voz para tender puentes de diálogo. 

Las cifras que conocemos sobre nuestro sistema educativo nos confrontan con una realidad que nos debe estremecer como sociedad: el 50% de las escuelas en algunos circuitos opera en condiciones subóptimas, estudiantes asisten a clases una vez por semana debido a infraestructuras clausuradas, y una brecha educativa que perpetúa las desigualdades. Estas no son solo estadísticas aisladas; probablemente representan la realidad de miles de escuelas a nivel nacional. Detrás de cada cifra hay un rostro infantil, un sueño truncado, una familia que ve cómo las oportunidades se alejan de sus hijos. 

Como rotarios, nuestros valores nos llaman a actuar con integridad y servir primero a los demás. Esto significa poner el bienestar de la niñez panameña por encima de cualquier consideración política o gremial. 

Los conflictos actuales no se resolverán desde trincheras de antagonismo. Debemos transitar de la protesta a la propuesta. Cada día de clases perdido no es solo una estadística; es un pedazo del futuro de nuestros niños que se desvanece para siempre. Hasta tres días de aprendizaje irrecuperables por cada día de clase perdido que alejan a una generación entera de las oportunidades que merecen. 

Hacemos un llamado urgente: 

A educadores y a autoridades: Los niños no pueden ser rehenes de disputas que deben resolverse en mesas de diálogo, no en las calles. Sus voces silenciosas claman por aulas abiertas y esperanza renovada. 

A trabajadores y a empleadores: Los derechos legítimos pueden defenderse sin paralizar el desarrollo nacional que también beneficia a sus propias familias. 

A los tomadores de decisiones: Gobernar requiere valentía para decisiones difíciles y sabiduría para construir consensos duraderos. El país no puede esperar más. 

A la sociedad civil: Seamos espacios de encuentro donde prevalezca el diálogo constructivo sobre la confrontación destructiva. 

En Rotary creemos que “cuando nos unimos, logramos más” — y nunca ha sido más urgente demostrarlo. 

La educación, la estabilidad laboral y la seguridad social no son temas de facciones; son el legado que dejamos a nuestros hijos, el Panamá que construimos hoy para las generaciones que vienen. 

Invitamos a extender la mano, no el puño; a tender puentes, no a construir muros; a ser parte de la solución que nuestro país clama a gritos. 

Todos somos panameños y tenemos la responsabilidad sagrada de construir el futuro que merecen nuestras próximas generaciones. El momento de actuar es ahora. El futuro no puede esperar.