Summa: Contradicciones en la educación panameña

Por la CR Nivia Castrellón 

Javier González, director de SUMMA, Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe, expuso durante un desayuno coorganizado por el Club Rotario de Panamá y SUMMA una realidad incómoda: Panamá, siendo el país con mayor Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de la región, tiene uno de los sistemas educativos más deficientes. 

Al evento asistieron los diputados Jorge Bloise y Grace Hernández, presidente y secretaria de la Comisión de Educación, Cultura y Deportes, respectivamente, junto a especialistas en educación, representantes de medios de comunicación, gremios empresariales, fundaciones dedicadas al tema educativo y la membresía del Club Rotario de Panamá, acompañada de otros clubes hermanos. 

Una contradicción que no debería existir 

La presentación reveló datos que desafían toda lógica económica. Mientras Panamá lidera los indicadores financieros latinoamericanos, ocupó el puesto 74 entre 81 países en las pruebas PISA. Los jóvenes panameños terminan la educación media con competencias equivalentes a las de un niño de sexto grado en Alemania o Francia, lo que representa un retraso de aproximadamente seis años respecto al promedio de la OCDE. 

“Es inexplicable”, afirmó González. “Países mucho más pobres como Nicaragua, Paraguay o Guatemala tienen mejores resultados. Panamá debería estar mucho más arriba”. Esta paradoja se vuelve aún más dramática al considerar que el 74% de los estudiantes del sistema público se encuentra en niveles bajos de desempeño, incapaces de realizar operaciones matemáticas básicas como calcular el cambio correcto al comprar pan. 

Las cifras de la desigualdad 

La desigualdad atraviesa cada aspecto del sistema educativo panameño. Solo la mitad de los estudiantes del quintil más pobre logra terminar la secundaria, mientras que las tasas de repetición en las comarcas son cuatro veces mayores que en el resto del país. Esta realidad perpetúa ciclos de exclusión que condenan a generaciones enteras. 

González destacó que,incluso, en las escuelas privadas —donde estudia apenas el 12% de los alumnos— los resultados son decepcionantes. Mientras en Brasil casi el 50% de los estudiantes de colegios privados alcanza niveles altos en PISA, en Panamá apenas llega al 15-20%. La brecha entre lo público y lo privado es abismal: de 15 a 20 veces. 

El costo humano de la migración 

La presentación incluyó un video emotivo sobre los 8 millones de niños migrantes en América Latina, muchos de ellos en tránsito por Panamá. González enfatizó que estos niños llegan a las escuelas con dolor y trauma, pero también con esperanza. “No podemos tomar todo lo que tienen, esos recuerdos, esa historia, y meterlo en una maleta”, reflexionó. 

El sistema educativo panameño carece de herramientas para atender a esta población vulnerable. 

 

Evidencia versus tradición 

SUMMA ha analizado más de 100 investigaciones internacionales para identificar qué funciona realmente en educación. Una de las conclusiones más contundentes es que las políticas de repitencia son contraproducentes. “Los niños que repiten pierden en promedio tres meses de aprendizaje”, explicó González, basándose en evidencia de múltiples países. 

Sin embargo, Panamá mantiene prácticas obsoletas. La repetición se usa indiscriminadamente, especialmente, en las comarcas, perpetuando la exclusión. La evidencia internacional muestra que solo el 24% de los países aplica políticas de promoción con criterios claros y justos. 

El problema de raíz: gestión deficiente 

González identificó el verdadero obstáculo: “El problema en Panamá no está en la falta de recursos, sino en la gestión y en la descentralización”. El país, en la práctica, no alcanza el 4% del PIB en gasto público educativo. 

Más preocupante aún es que la mayoría del presupuesto se consume en gastos administrativos. Los directores son nombrados por criterios políticos en lugar de méritos académicos y carecen de formación en gestión escolar. “Para ser director de escuela se requiere haber cursado una maestría en gestión educativa”, señaló González, comparando con estándares de otros países. 

Soluciones probadas 

SUMMA ha desarrollado sistemas de seguimiento integral que monitorean a 3.5 millones de estudiantes en Chile, permitiendo detectar problemas en tiempo real y proponer intervenciones específicas. En Panamá, programas como PRISA, apoyado por el Club Rotario de Panamá, están mostrando resultados prometedores mediante acompañamiento pedagógico presencial. 

“Esto demuestra que los docentes están dispuestos a aprender cuando las condiciones son adecuadas”, observó González. 

Un llamado urgente 

La presentación concluyó con un mensaje claro: Panamá tiene el potencial y los recursos para transformar su educación, pero necesita voluntad política y aplicación de evidencia científica. “No podemos aceptar estos números como algo normal. Es un llamado urgente a que todos los actores se unan para cambiar esta realidad”, enfatizó González. 

La paradoja panameña no es inevitable. Con gestión eficiente, formación docente basada en evidencia y financiamiento focalizado, el país puede convertir su riqueza económica en oportunidades reales para todos sus niños y jóvenes. 

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