Entrega de medalla Enith Cook a Marta Illueca

Introducción a la Dra. Marta Illueca 

Nacida en Nueva York pero criada en Panamá, la Dra. Marta Illueca es una figura cuya vida y obra encarnan un profundo compromiso con la ciencia y el servicio. Se graduó con honores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá y posteriormente se especializó en Gastroenterología Pediátrica en el New York-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center, donde se desempeñó como Directora del programa de becas y Jefa de División. Posteriormente, dirigió un programa de desarrollo de medicamentos pediátricos en AstraZeneca, liderando diversos ensayos clínicos.    

Posee una Maestría en Divinidad de la Universidad de Yale y una Maestría en Ciencias en Investigación, Educación y Políticas del Dolor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts; su tesis en esta última fue galardonada con el Premio Saltonstall a la Excelencia.  

Logros Científicos Recientes 

El trabajo más reciente de la Dra. Illueca representa un avance crucial en la investigación del dolor. Su principal logro es la creación y validación de la Escala de ORACIÓN Relacionada con el Dolor (PPRAYERS), un instrumento psicométrico pionero desarrollado en colaboración con centros académicos de primer nivel como Harvard y Yale.   

Entrevista 

1.Dra. Illueca, aunque usted ha desarrollado gran parte de su carrera en Estados Unidos, creció en Panamá y se graduó con honores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. ¿Cómo influyeron esos años formativos en su decisión de dedicarse a la ciencia médica?   

Yo pienso que cuando uno se decide por una profesión y lo hace de corazón, hay dos aspectos fundamentales. El primero es la vocación. Ese llamado interno, ese ímpetu interno de formarnos y dedicarnos a un área específica, pues, profesional o de trabajo. 

Y el otro aspecto que es muy importante es tener modelos de vida, los “role models” que nos inspiran pues a seguir esos caminos. En mi caso, el ejemplo fue el de mi madre, la doctora Luzmila Arosemena de Illueca, enfermera y fundadora de la Escuela de Enfermería de Panamá en el Hospital Santo Tomás, que luego se convirtió en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Panamá. También, hizo mucho trabajo formativo en la Asociación Nacional de Enfermeras, pero el punto es que mi madre tuvo también un gran impacto en mi deseo de seguir la profesión médica o una profesión en salud. Básicamente, mi madre lo hizo en enfermería y yo lo hice por el lado médico. 

2. Su trabajo más reciente, el desarrollo de la Escala PPRAYERS, es fundamental en la investigación del dolor. ¿Podría explicar en términos sencillos qué es y por qué es tan importante para la ciencia poder “medir” un concepto como la oración en el contexto del dolor crónico?   

En términos de diagnóstico y tratamiento de salud mental y física, se hace indispensable disponer de instrumentos de medida (psicométricos), para tener un abordaje objetivo del manejo del dolor.  

Según el conocido modelo de Loeser (1991), la experiencia del dolor progresa en cuatro dimensiones:  nocicepción (daño tisular), dolor percibido, sufrimiento y comportamientos frente al dolor. Cuando el dolor se vuelve crónico, algunas conductas pueden ser maladaptativas, generando depresión, ansiedad, catastrofismo e inactividad, lo que perpetúa un ciclo de estrés y disfunción. La oración, como práctica devocional o meditativa, al igual que la meditación o el yoga, puede activar regiones prefrontales que modulan el estrés y el dolor. Medir el estilo peticionario de la oración permitiría promover fórmulas devocionales más constructivas, basadas en esperanza activa y afrontamiento positivo, no solo en expectativa divina. 

3. Uno de sus hallazgos clave distingue entre oraciones “activas” y “pasivas”. ¿Qué ha descubierto sobre el impacto de estos diferentes enfoques en la capacidad de una persona para sobrellevar el sufrimiento físico?     

El impacto de las prácticas devocionales como la oración puede ser importante para aquellas personas cuya espiritualidad o religión les ofrece una creencia o fe en el poder curativo de orar. Por otro lado, la oración peticionaria puede entenderse como una herramienta de afrontamiento psicológico ante el dolor, con dos modalidades: activa y pasiva. La oración activa implica una actitud emocional proactiva, donde el paciente se siente partícipe del proceso y actúa constructivamente, como si colaborara con un equipo espiritual de autoayuda: “Le pido a la providencia, que me ayude a encontrar las mejores estrategias y tratamientos para mi dolor”. En cambio, la oración pasiva puede fomentar dependencia, inactividad e incluso resignación ante el dolor: “Le pido a Dios que me quite este dolor” o “Ruego para que Dios se lleve mi dolor”.  

Dado el alto costo social del dolor crónico —absentismo, inactividad y pérdida de funcionalidad—, proponemos que la oración activa favorece mejores comportamientos de afrontamiento, adaptación y control del dolor, sin desvalorizar la fe en ninguna de sus formas. 

4. Este mes recibe la Medalla Dra. Enid Cook de Rodaniche, una viróloga pionera que rompió barreras en la ciencia panameña. ¿Qué significa para usted, como científica que también abre nuevos campos de investigación, recibir un premio que lleva su nombre?   

Recibir la Medalla Dra. Enid Cook de Rodaniche del Rotary Club es un honor profundamente significativo. Ella, como mujer de ciencia pionera que abrió caminos en la ciencia y salud pública global, inspira mi propio compromiso a seguir rompiendo barreras. Yo agradezco este reconocimiento que valora no solo mi labor como pediatra y científica, sino también mi vocación como mujer sacerdote y educadora en salud. Este premio reafirma que la Fé, la ciencia y el servicio pueden caminar juntas y generar transformación, tal como lo estamos demostrando con mi “modelo investigativo Iglesia y Academia”. Me impulsa a continuar abriendo nuevos campos de investigación integrada, en salud integral -física, mental y espiritual- para un mundo que necesita creer en el poder del conocimiento y la compasión. 

5. El lema de Rotary es “Dar de Sí antes de Pensar en Sí”. ¿De qué manera resuena ese lema con su propia filosofía de vida y su misión científica? 

Yo creo que esa es la esencia de las profesiones de servicio, las profesiones que se centran en servir a la humanidad. Hay un sinfín de ejemplos de estas profesiones: la medicina, la enfermería, el trabajo pastoral, el trabajo social, etcétera. Pero, por definición, para poder ejercer en esas áreas de servicio, hay que dar de sí, no queda otra. El que no da de sí no lo está ejerciendo de todo corazón. 

Y una de las ironías o de las lecciones, pues, que a veces nos llegan muy tarde es precisamente pensar en sí. Los que ejercemos como médicos, como enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos, maestros, profesiones de servicio, como yo las llamo, damos de sí sobre la marcha, porque esa es la esencia de nuestras profesiones. Pero a veces nos desgastamos, nos olvidamos de que también tenemos que pensar en nosotros mismos, porque mientras estemos más sanos y más felices, vamos a hacer un servicio todavía mayor al público y a aquellos a quienes servimos. 

De esta manera es que resuena ese lema con mi la filosofía de mi vida personal, de mi familia, de mis padres, el expresidente Jorge Enrique Illueca, mi madre, de la cual ya hablamos, la doctora Luz Mila Arosemena Illueca, mi hermano Enrique Illueca y toda nuestra familia. 

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