¿Cuándo vamos a curar el cáncer?

Es la pregunta que más escucho de mis pacientes. Detrás de ella suele haber la esperanza de una fórmula mágica capaz de erradicar por completo la enfermedad. Sin embargo, esa posibilidad, al menos por ahora, es imposible. 

El cuerpo y sus defensas naturales 

En condiciones normales, nuestras células viven en un ciclo continuo de crecimiento, regeneración y reparación. Así es como el cuerpo repara daños, elimina células viejas o defectuosas y renueva los tejidos. El cáncer, en esencia, es una falla en ese sistema: un crecimiento celular descontrolado, una alteración de la función regenerativa. 

Las probabilidades de que esto ocurra aumentan con la edad y con la exposición a ciertos factores ambientales, como el tabaco, la radiación o algunos agentes químicos. 

No hay un solo cáncer, ni una sola cura 

Hablar de “el cáncer” es una simplificación. En realidad, existen más de doscientos tipos distintos, cada uno con sus subtipos, causas y tratamientos específicos. Por eso, una cura universal no es posible: cada tipo requiere un abordaje diferente. 

Gracias a más de medio siglo de investigación, hoy entendemos mejor cómo se comportan las células cancerosas a nivel molecular. Este conocimiento nos ha permitido redefinir la enfermedad, descubrir nuevos tratamientos y avanzar hacia su prevención. 

Actualmente, contamos con numerosos fármacos y terapias que interfieren en los mecanismos moleculares del cáncer, logrando curar más del 65 % de los casos según su tipo. Además, hemos progresado hacia tratamientos menos invasivos, más personalizados y más efectivos. 

Vacunas contra el cáncer: un futuro prometedor 

En distintos centros académicos del mundo se desarrollan estudios sobre vacunas no solo preventivas, sino también terapéuticas, diseñadas para tratar a quienes ya padecen la enfermedad. 

Algunas de ellas son vacunas personalizadas, basadas en las características genéticas del tumor de cada paciente. Otras son vacunas de proteínas tumorales, que enseñan al sistema inmunológico a reconocer y atacar las células malignas. 

El gran desafío es que los tumores varían mucho entre personas, e incluso dentro de un mismo paciente. Aun así, los avances son prometedores y abren nuevas puertas en la inmunoterapia. 

La detección temprana sigue siendo la clave 

Mientras la ciencia continúa su camino, hay algo que sí podemos hacer hoy: detectar el cáncer a tiempo. 

La detección temprana permite aplicar tratamientos menos invasivos, más eficaces y con mejores resultados. Los chequeos médicos regulares, la atención a los síntomas y la participación en programas de tamizaje son esenciales para lograrlo. 

La prevención y la detección oportuna salvan vidas. Actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre un diagnóstico esperanzador y un cáncer avanzado. 

Por: Dr. José Manuel Fábrega Sosa.  Excompañero rotario.  Cirujano Oncólogo.  Autor del libro “La evolución de la medicina y la cirugía en mi vida”. 

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