PANAMÁ: DESAFÍOS EN INFRAESTRUCTURA PÚBLICA PARA EL DESARROLLO
El desarrollo de infraestructura y la gestión de obras públicas en las ciudades modernas es un tema crítico que merece nuestra atención y comprensión. A menudo, nuestra percepción colectiva se limita a bromas y chistes sobre el estado de las calles y carreteras, pero es fundamental que, como sociedad, ampliemos nuestra visión. A pesar de ser una ciudadana más que comparte esa percepción, creo firmemente que, colectivamente, debemos educarnos sobre el propósito de la gestión de obras públicas en un país desarrollado y, no, simplemente reducirla a un juego de tarjetas que nos castiga pagando impuesto o multas cuando jugamos Monopolio. La educación y la conciencia colectiva son fundamentales para apreciar la importancia y el impacto real de estas iniciativas en el desarrollo sostenible de nuestra sociedad. Además, es imperativo que la acción ciudadana sea la que impulse y exija a nuestros gobernantes a estar al frente del desarrollo que nos merecemos. Y si bien esta es la realidad que enfrentamos cotidianamente, también es esencial cuestionar el estado de todo lo que representa la infraestructura para el desarrollo, y no de una manera tradicional.
El concepto del “desarrollo que nos merecemos” puede variar según las perspectivas individuales. Para algunos, puede significar infraestructuras de gran envergadura ingenieril, mientras que, para la mayoría, puede representar la construcción de humildes pero necesarios puentes en áreas rurales para facilitar el acceso de los estudiantes a sus centros educativos. Ambos aspectos son igualmente importantes. Tienen el mismo valor. Uno puede generar empleos y acortar distancias y, el otro, acceso al conocimiento para generaciones. Lo importante es que ambos son imprescindibles para el acceso a los servicios básicos de un país.
Globalmente, la gestión de las ciudades y de sus obras públicas se encuentra en un momento decisivo en el que la modernidad y los retos contemporáneos exigen una reevaluación de las estrategias tradicionales. Parecen ser ilusiones alternativas de metaversos. Nos cuesta entender que hay un letargo estructural que nos mantiene ciegos ante las realidades alternativas del mundo actual, impidiendo el progreso necesario. Es obligatorio comprender que la adaptabilidad y la necesidad de enfrentar los desafíos actuales, como el cambio climático, son aspectos ineludibles. La sostenibilidad urbana se convierte en un elemento crucial en la gestión de las ciudades modernas. Es necesario que, como sociedad, sumemos a nuestra comprensión la importancia de enfrentar estos desafíos.
Además, la modernidad exige que las ciudades se alineen con los objetivos de desarrollo sostenible a nivel global a través de políticas públicas que promuevan la equidad, la gobernanza efectiva y la planificación urbana integral. La innovación en infraestructura se vuelve imperativa en este contexto. La adopción de tecnologías innovadoras y la planificación eficiente son aspectos cruciales para el desarrollo de infraestructura sostenible.
La gestión de obras públicas en las ciudades modernas requiere una mirada y una planificación integral que incorpore el desarrollo sostenible, la innovación en infraestructura y una gestión eficiente y transparente. Estos aspectos se convierten en pilares fundamentales para garantizar el bienestar de los ciudadanos y el futuro sostenible en un mundo en constante cambio. A través de las mismas exigencias sociales y cambios en la inversión y en las políticas públicas, Panamá podrá estar a la altura de los países que nos llevan décadas de preparación en infraestructura para el desarrollo, creando así ciudades resilientes y equitativas. Sin embargo, mientras que, anualmente, sigan ahogándose estudiantes y maestros por cruzar ríos para ir a sus centros educativos en ausencia de puentes, lejos estaremos de aquella modernidad que anhelamos y que nuestros países vecinos ya reflejan, en obras, las mejores prácticas de reingeniería social y un nuevo pensamiento de cómo habitamos. Es el momento adecuado, aunque un poco tardío, para que Panamá no solo demande, sino también adopte aquellas tendencias que verdaderamente aseguran la prosperidad y protejan a nuestros ciudadanos.